Antes de entrar en Ubrique, se dejaron los coches y comenzamos el sendero hasta llegar a un campo que aunque vallado para nosotros no fue un obstáculo. Seguimos por un camino lleno de vegetación que se perdía entre ella. Atravesamos arbustos y zarzas como “intrépidos caballeros” seguimos entre tanta vegetación hasta llegar a una altura que no se podía seguir ni por un lado ni por otro, así que decidimos comer y descansar.
Emprendimos la vuelta y algún lugareño nos informó que el sendero había desaparecido porque un señor había vallado todo.
Durante todo el día lució un sol espléndido aunque se soportaba muy bien pues no hacia demasiado calor.
Maribel
No hay comentarios:
Publicar un comentario