Es el primer año que decidimos celebrar el fin de curso y descubrir la Sierra de Cazorla Segura y lasVillas. Se eligió el mes de Mayo y la verdad muy acertadamente porque el tiempo nos acompañó en todo momento y disfrutamos de buena temperatura y de un sol esplendido.
De camino visitamos Úbeda y Baeza, dos ciudades llenas de encanto.
Maravillosos atardeceres con los que disfrutamos de los cantos de las aves, en el Pantano del Tranco, con la serenidad que dan esas tardes de Mayo.
No podía faltar ver el nacimiento del río Guadalquivir, en el que sus aguas comienzan ya interpretando unas sentidas y alegres sevillanas y siguen discurriendo entre las rocas meditando y enlazando ritmos.
Recuerdo abrazar el Tejo milenario para recibir toda la energía que desprende.
Seguir el curso del río Borosa hasta la Cerrada de Elías, escuchando el silencio, si el silencio, que nos daba serenidad y despejaba nuestra mente.
No olvidaré las noches estrelladas, que admirándolas fueron cobijo del agradable cansancio.
Termino este comentario recordatorio, destacando la compañía de un gracioso zorro que nos salió en el camino y lo único que quería era unas migajas de comida.
Maribel de la Brena
Maribel de la Brena